sábado, 26 de noviembre de 2016

Reseña de ''El retrato de Dorian Gray''

Muchas veces las ganas de leer un libro que te distraiga del mundo real vienen a la mente. Esta fue una de esas veces y leí un libro que tenía guardado en un librero viejo que mi padre me había comprado años atrás.

El afamado escritor Oscar Wilde sin duda tuvo mucho ingenio al escribir sus obras. Una demostración clara y concisa de esto último es el libro El retrato de Dorian Gray, publicada por él mismo en 1890. Ha pasado a ser una obra clásica de literatura como lo es Romeo y Julieta, Drácula, etc.
Apenas terminé el libro sentí un buen sabor de boca. Y es que, más allá de la trama única y original en la que un jóven con una hermosura envidiable e inigualable decide cambiar su alma al diablo, con la condición de que en vez de envejecer él envejezca su retrato en una pintura, también llama la atención la manera en que Wilde envuelve a los personajes a lo largo de la trama.
Las palabras utilizadas durante el libro dan un buen entendimiento de la obra y denota la facilidad del autor para desarrollar su vocabulario.
El desarrollo de la historia en sí te conlleva a querer seguir leyéndolo con las ganas de acabarlo en tan solo unas horas, si esto se pudiera. El buen manejo de la trama, combinado con una buena historia y redacción ocasiona que como autor tu imaginación desarrolle cada uno de los momentos del libro en el que aparecen personajes haciendo algo o simplemente hablando. De esta manera, puedes crear una imagen mental del jóven Dorian Gray o de los demás personajes existentes.
El clímax llega al final, cuando el cuadro en el que se encuentra su retrato tiene un aspecto demasiado maltratado y el jóven con el mismo aspecto limpio y bello que había tenido durante toda su juventud, con esto indicando que quien realmente se corrompió fue su pintura en vez de él.
Sin embargo, al final del libro uno ni siquiera tendría imaginación para pensar en qué podría terminar. Fue ahí cuando el autor Wilde demostró sus dotes de escritor y le dio un final exquisito al libro que uno nunca se esperaría.

La obra realmente merece la lectura si es que se encuentra el gusto a leer obras literarias del tipo clásico, pues te dejará con un buen sabor de boca y desearás recomendársela a otra gente.

                                                                                             Itzel Rubí Martínez Fierro

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